¿Qué ocurrirá tras el fin de la economía neoclásica?

La “Metodología de la economía positiva” de Milton Friedman (1958) se ha constituido en un clásico de la literatura por disociar el irrealismo de los supuestos de una teoría, de su validez o relevancia, señalando que aquello que debemos pedir a una teoría es que permita predecir, no describir correctamente el mundo.

El trabajo fue el origen de generaciones de economistas que han intentado desarrollar teorías económicas que describían poco y nada el mundo en el que vivimos, pero intentaban predecir sucesos futuros.

Tras la crisis financiera internacional, y tras la incapacidad de dichas generaciones de economistas por predecirla, se han alzado cientos de voces de los más prestigiosos economistas del mundo, reclamando el fin de la economía neoclásica, alegando que para predecir los sucesos futuros que sobrevendrán en la economía real es necesario primero comprenderlo, y que los supuestos irreales son sólo un “juego de niños” que distraen el intelecto de los economistas en un sentido opuesto al que se requiere.

Estos economistas señalan el abuso de la matemática en economía y abogan por el fin de los modelos de equilibrio general o parcial, con información plena o relevante, pidiendo el retorno de la filosofía de la incertidumbre y los desequilibrios.

Lo cierto es que más allá de este reclamo, la mayoría de los economistas siguen haciendo su ciencia como si nada hubiera ocurrido. Si el reclamo tendrá o no algún tipo de respuesta, aun no lo sabemos.

Es por ello que propongo un ejercicio. Imaginemos que los economistas deciden abandonar la síntesis neoclásica. ¿Qué escenario enfrentaría la profesión?

Qué engloba la economía neoclásica

Tratemos de dar respuesta primero a qué escuelas de pensamiento engloba la economía neoclásica. Qué es lo que en definitiva se pierde con tal hipotético suceso.

Desaparecería la economía monetarista o Escuela de Chicago, aquella iniciada en los trabajos de Irving Fisher, Frank Knight y Jacob Viner, que alcanzaran su máxima expresión en los escritos de Milton Friedman, y que ha dado lugar a numerosos premios Nobel, como Gary Becker o Edmund Phelps.

También desaparecería la Nueva Macroeconomía Clásica, en la que contribuyeron John Muth, Robert Lucas, Thomas Sargent y Robert Barro, con sus modelos de expectativas racionales e “información relevante”. Esta escuela en cierta medida reemplazó al monetarismo de Chicago, absorbiendo a sus principales figuras y ocupando la escena en la vieja Escuela de Chicago.

En el mismo entorno, aparece el Public Choice o Escuela de la Elección Pública de James M. Buchanan o la Nueva Economía Institucional de Douglass North. Es cierto que James  M. Buchanan aboga por estudiar la cataláctica de Mises y Hayek, y rescata la economía política, no matemática, pero por desgracia, gran parte de la teoría contemporánea de la Elección Pública ha sido moldeada por la corriente dominante. También es cierto que Douglass North o Ronald Coase han destacado el rol de las instituciones en el análisis económico, tan necesario como importante, pero los modernos desarrollos de la tradición, siguen también la corriente y el método mainstream.

No podemos olvidarnos de la síntesis neoclásica del keynesianismo. Aquella que John Hicks y Paul Samuelson, entre tantos otros, contribuyeron a formular, y que dominaron por unas tres décadas entre 1940 y 1970, hasta que la contrarrevolución monetarista entró en escena. Es importante señalar que los macroeconomistas hoy exigen abandonar el anticuado modelo IS-LM.

¿Qué autores y Escuela de pensamiento no han sido absorbidas por la síntesis neoclásica?

Quedan los autores previos a la revolución marginal, lo que de algún modo lleva a retornar hacia los griegos, la escolástica o los clásicos. Seguramente en la tradición clásica hay teorías que sería necesario recuperar.

También queda la Escuela Austríaca de Economía, que más allá de que su fundador, Carl Menger, participó de la revolución marginal, nunca adhirió a la economía matemática y a los modelos de equilibrio (aunque la macroeconomía de Hayek sí se adhirió en los años 1930). Ludwig von Mises, sobre las bases de los trabajos de Weber, Menger y Böhm Bawerk reconstruyó la teoría económica en su tratado “La Acción Humana”, donde justamente abogaba por estudiar la economía partiendo del hombre de carne y hueso, y fijando todo el interés en el realismo de las implicaciones lógicas que se obtienen de la acción, la que es necesariamente individual, subjetiva y dinámica, además de estar enmarcada en la incertidumbre.

En el otro extremo, vuelve Karl Marx, aunque limitado a las preguntas que todavía no encuentran respuesta tras el debate sobre la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo de 1920, y que se reprodujera en los años 1930, entre Lange y Hayek. En su ya clásico libro titulado “Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial”, donde justamente repasa dicho debate, el propio Jesús Huerta de Soto señala que Marx, tiene “curiosas coincidencias con el análisis del proceso de mercado de los teóricos austriacos”.

También retorna John Maynard Keynes, como ha reclamado su biógrafo Robert Skydelsky. “Debemos distinguir al Keynes hombre, del Keynes mito”, señalaba Ricardo Crespo, quien agrega que Keynes en 1946 declaró no ser keynesiano” Esto por supuesto da lugar también a los trabajos de Axel Leijonhufvud, quien intenta recuperar a Keynes de la síntesis neoclásica que se había construido sobre él.

Tampoco podemos olvidarnos de la Economía Social de Mercado, en la que han contribuido Wilhelm Röpke, Ludwig Erhard y Walter Eucken y donde hoy se destacan algunos defensores modernos como Marcelo Resico.

Para terminar, existen numerosos movimientos heterodoxos que son menos conocidos, que han criticado el enfoque neoclásico y que reclamarían su lugar.

Reflexión final

Un suceso hipotético como el mencionado, llevará a la profesión a retroceder, quitar aquello que no sirve, tomar aquello que queda, y ver dónde estamos.

Por supuesto que el debate entre Estado y Mercado continuará independientemente del lenguaje y los métodos que los economistas elijan para debatir. Pero lo dicho nos deja un escenario renovado y diferente.

Nos deja con algunos marxistas en defensa de un socialismo golpeado, tras la caída de todos los régimenes en el este de Europa y la imposibilidad de dar respuesta al planteo original de Ludwig von Mises en 1920. De hecho, la hipotética respuesta de equilibrio desarrollada por Oskar Lange y otros socialistas, considerada como un desvío indebido al debate, caería junto con la crisis del paradigma neoclásico.

Keynes resurge, pero su intervencionismo también está limitado a los procesos inflacionarios que supo generar en los años 1970 y que dieron lugar a la contrarrevolución monetarista y el resurgimiento austríaco. Difícilmente este keynesianismo vuelva a plantear la política monetaria y fiscal activa que reclamaba en los años 1930, o el mercantilismo proteccionista exacerbado que Keynes promovió en vida. Más bien, parecieran moderarse a que tales políticas sólo pueden ser útiles en circunstancias puntuales como la de aquella gran depresión de los años 1930, o los sucesos que hoy mismo estamos enfrentando tras la gran depresión global.

La Economía Social de Mercado es todavía un movimiento demasiado chico, y no tiene hoy centros de investigación, más allá de las contribuciones de la Fundación Konrad Adenauer. Tampoco  parece representar todavía una escuela de pensamiento independiente, ajena al keynesianismo y a la Escuela Austriaca de la cual se nutrieron originalmente, aunque sí puede permitir un diálogo fructífero entre éstos, y ofrecer un punto intermedio de política económica

Y tenemos a la Escuela Austriaca, que resurge y crece, tomando un destacado lugar en algunos centros académicos como el de la George Mason University, el Cato Institute y el Ludwig von Mises Institute (Estados Unidos), el de la Universidad Rey Juan Carlos (España), el de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala), o el de ESEADE (Argentina), además de participar activamente en las revistas científicas más renombradas.

Demás está decir que un suceso hipotético como el imaginado dará lugar a ciertos replanteos dentro de las escuelas de pensamiento caídas, como el monetarismo, el public Choice o la nueva economía institucional, que posiblemente se reconstruyan y den lugar a nuevos movimientos.

14 comentarios en “¿Qué ocurrirá tras el fin de la economía neoclásica?

  1. Sí, coincido! Los más interesantes que leí son los siguientes:

    Blanchard, O. – 2008 – The state of macro, NBER, Working Paper 14259.
    http://www.nber.org/papers/w14259.pdf?new_window=1

    Boettke, Peter – 1997 – Where did Economics go Wrong, Critical Review II, No. I (Winter 1997).

    Haz clic para acceder a boettke-cr.pdf

    Buchanan, James M. – 2009 – Economists Have No Clothes, RMM Vol. 0, Perspectives in Moral Science, ed. by M. Baurmann & B. Lahno, 2009, 151–156.

    Haz clic para acceder a 010_buchanan.pdf

    Leijonhufvud, Axel – 2008 – Keynes and the crisis, Policy Insight No. 23, CEPR, May 2008.

    Haz clic para acceder a PolicyInsight23.pdf

    Y aprovecho para linkear uno que escribió un alumno del SMC sobre la base de dichos artículos:

    Rosen, Erwin – 2011 – What is the current state of economic science?
    http://mises.org/daily/4886/What-Is-the-Current-State-of-Economic-Science

    Angel Martín Oro subió este otro de Leijonhufvud a su blog:

    Austriacos y Keynesianos están de acuerdo en algunas cosas

    Se agradece que suban nuevos también! y en la medida de lo posible que los comenten.

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  2. Adrián:
    Quisiera saber si tenés alguna opinión formada sobre los aportes desde la Behavioral Economics, una rama de la economía que viene creciendo. En principio, es un intento de reformular los modelos neoclásicos desde supuestos más realistas en cuanto a la manera en que los individuos toman sus decisiones. Encuentro muchas similitudes con el pensamiento austríaco en sus críticas al concepto de racionalidad perfecta. Sin embargo, las recomendaciones de política a las que están conduciendo dichos análisis tienden a justificar medidas paternalistas. No importa cuan realista sea el modelo (racionalidad limitada, información imperfecta, etc.), el mainstream siempre parece juzgar las bondades del mercado en base al modelo de competencia perfecta, que es justamente lo que intentan mejorar!

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    • Me adelanto a Adrián. Behavioral Economics no es mi rama, por lo que no soy muy informado en los detalles de estas investigaciones. De lo poco específico que he oído del tema no logro ver una estructura muy diferente a la neoclásica. Los resultados muestran que los agentes económicos no siempre actúan racionalmente de acuerdo a los modelos,. Pero esta idea de irracionalidad o «bounded rationality» me sigue sonando neoclásico. Un austriaco posiblemente diría que no hay tal cosa como un acto irracional si el mismo es fruto de una decisión consciente y voluntaria; o que racionalidad tiene que ver con nuestra capacidad de entender y no tanto con los resultados obtenidos. Podemos decir que los médicos de hace 100 años son ineficientes respecto a los estándares actuales, pero no les diríamos irracionales. Una decisión puede ser más o menos ineficiente, pero veo dos concepciones muy distintas de racionalidad entre «austriacos» y «economía neoclásica.»
      En la medida que estos resultados den lugar a la idea de que puede haber un conglomerado de agentes comportándose «irracionalmente» en ciertas circunstancias (animal spirits?) entonces puede surgir un rol paternalista del estado (que entiendo no sufre de ataques de irracionalidad). Los comportamientos irracionales generalmente no me convencen demasiado, lo más probables que haya alguna norma o factor institucional que desconocemos y vemos un comportamiento irracional cuándo para los agentes su comportamiento es de hecho racional. Los modelos asumen conocimiento perfecto por parte de quien arma el modelo, y así es como estamos acostumbrados a pensar, a ver le problema desde arriba. Pero ese puede no ser el caso, por el contrario, es probable que el agente económico que tiene que tomar decisiones esté de hecho mejor informado que nosotros, y que los irracional es nuestra lectura de los hechos y no el comportamiento analizado.
      Sí creo que si las críticas del behavioral economics, si son exitosas, pueden generar interés en la comunidad por otros puntos de vista. Los desarrollos de la Esc. Austriaca es uno de estos otros puntos de vista que pueden encontrar un lugar más amplio si esto sucede.

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  3. Interesante el ejercicio, Adrián. Aunque hay algún punto que matizaría. Por ejemplo cuando hablas del resurgimiento de los austriacos y dices que participan «activamente en las revistas científicas más renombradas». Creo que es un poco exagerado. Es cierto que se ha publicado algún artículo en revistas muy importantes (especialmente en AER, White, y en JPE, Leeson), pero son casos muy excepcionales… Por eso yo no diría tanto que publican en las revistas «más renombradas».

    Por otro lado, creo que las perspectivas de Public Choice y de la NEI de North son complementarias a la austriaca. Y no me ha convencido del todo que las metas en el mismo saco, aunque sí es cierto que las técnicas y metodología neoclásica son las que más se utilizan en la Public Choice, no tanto en la escuela de North. Recuerda lo que decía Higgs en la entrevista que le hice.

    Por último, creo que una crítica aplastante es apunta al fracaso de gran parte del mainstream en no solo no prever la crisis actual, sino haber previsto todo lo contrario a lo que ha sucedido. Consideren esto: http://amartinoro.wordpress.com/2011/02/09/algunos-ya-lo-deciamos-el-fmi-hace-aguas/
    aunque habría otros ejemplos…

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  4. Gracias Angel por tu comentario. Sí, es cierto que la participación en revistas científicas es un punto a mejorar. Y pienso que esto no obedece a que nos cierren las puertas de esas revistas, ni que los austriacos tengan poco que ofrecerles. Sencillamente observo que los austriacos mejor formados publican sus contribuciones en las dos revistas más importantes como son el Quarterly Journal of Austrian Economics y el Review of Austrian Economics. Pienso que está bien que los austriacos tengan revistas científicas propias que les permitan seguir debatiendo internamente y progresando… pero también sería necesario que haya una estrategia hacia fuera de la Escuela… tratando de contribuir en estos journals mainstream. Algunos autores lo hacen más que otros, pero debiéramos alentar a todos a hacerlo!

    Por otro lado, yo también pienso que el Public Choice y la NEI son complementarias de la EA, pero en términos generales coincido con Richard Ebeling en la respuesta que me ofreció en la siguiente entrevista (http://adrianravier.com/2010/12/14/austrian-economics-versus-the-mainstream-an-interview-with-richard-m-ebeling/):

    “AR: James M. Buchanan ha explicado en una entrevista que le hicieron en el Mises Institute, y que reproducimos en este libro, que se consideraría así mismo un austriaco, y que Mises y Hayek, además, lo aceptarían. ¿Considera a Buchanan un pensador austriaco? ¿Es la Teoría de la Elección Pública totalmente coherente con la tradición austriaca?

    Dr. Ebeling: James Buchanan estudió con Frank Knight en la Universidad de Chicago. Es bien sabido que Knight era un destacado crítico de la teoría “austriaca” de capital, que no estaba de acuerdo con Mises y Hayek sobre la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo, y que estaba muy lejos de ser un defensor del laissez-faire.

    Pero Knight, al mismo tiempo, era un fuerte y a veces elocuente, opositor del positivismo y del conductismo. En muchos de sus ensayos metodológicos de los años 1920, 1930 y 1940, presentó argumentos contra el positivismo que son muy similares a los formulados por Mises y Hayek. Knight cree que la economía no puede ser moldeada como en el caso de las ciencias naturales, y por tanto no podría limitarse a los métodos de, digamos, la física. Y él creía que hay límites a la aplicación de las matemáticas en economía.

    Hizo hincapié en la importancia de la introspección como fuente de conocimiento en el estudio de la acción humana y la elección. Argumentó que no se podían ignorar los elementos “subjetivistas” en los procesos sociales y económicos. Al igual que Mises, Knight había sido muy influenciado por el sociólogo e historiador alemán, Max Weber al centrarse en la acción humana como “conducta intencional” a la que el actor asigna significados subjetivos.

    A diferencia de Milton Friedman o George Stigler (que también estudiaron o interactuaron con Frank Knight en la Universidad de Chicago), James Buchanan ha absorbido muchas de las opiniones e ideas sobre el subjetivismo metodológico de Knight. Esto se ve más claramente en un libro de Buchanan, corto pero excelente, titulado Cost and Choice [Costo y Elección]. Aquí se presenta una concepción del significado y la lógica del costo que es paralela a gran parte del análisis de los austríacos.

    En cuanto a la Teoría de la Elección Pública, muchas de las ideas útiles en la aplicación del pensamiento económico al proceso político se entienden por algunos de los economistas clásicos del siglo XIX, y por algunos de los principios de los economistas “marginalistas” de los últimos años del siglo XIX y primeros del XX. Por ejemplo, el análisis de la tendencia hacia la intervención del estado en el proceso político debido a la concentración de los beneficios otorgados por el gobierno en grupos particulares de interés y la dispersión de los costes o cargas de estas intervenciones entre la gran mayoría del público contribuyente y del consumidor, se entiende de una manera bastante clara a través de Jean-Baptiste Say y Senior Nassau.

    Esta lógica detrás de este aspecto del intervencionismo del Estado se desarrolló con toda claridad por el famoso economista italiano Vilfredo Pareto, en la década de 1890. Y las razones de este sesgo hacia los intereses de productores en particular a expensas de los intereses de los consumidores en general, se explica por Philip Wicksteed en su Common Sense of Political Economy [Sentido Común de la Economía Política] (1910). Wicksteed, por supuesto, estaba muy influido por los primeros austriacos (Menger, Böhm-Bawerk, Wieser) y, a su vez, fue uno de los más influyentes en la generación de austríacos en Viena post-Primera Guerra Mundial.

    Por último, la lógica de la concentración de beneficios en intereses particulares y la dispersión de su carga en el resto de la sociedad fue analizado por el economista austríaco Oskar Morgenstern, en 1937, en su libro, The Limits of Economics [Los Límites de la Economía]. El capítulo correspondiente ha sido reimpreso en, Richard M. Ebeling, editor, Austrian Economics: A Reader [Economista Austriaco: Un lector] (Hillsdale College Press, 1990). Morgenstern extiende el análisis con un giro “Austriaco” mediante el desarrollo de la teoría en el contexto de un proceso de tiempo secuencial.

    Por desgracia, gran parte de la teoría contemporánea de la Elección Pública ha sido moldeada por la corriente dominante, el enfoque matemático Neo-Clásico. Incluso Buchanan ha comentado varias veces de forma crítica el hecho de que debido a esta dirección equivocada y no realista que tomó en gran parte la Teoría de Elección Pública, se ha perdido su fundamento en un modelo de procesos de mercado, de sentido común.

    Los austriacos, desde los tiempos de Carl Menger, han insistido en que los complejos fenómenos del mercado sólo pueden ser comprendidos y analizados comenzando por reducirlos a sus componentes elementales, es decir, los individuos que actúan, explicando la lógica de la elección humana y la actividad en las condiciones ineludibles de la escasez, la incertidumbre y el paso del tiempo. Sólo entonces puede el analista proceder a explicar el surgimiento del complejo orden social y económico que surge de las interacciones de los que actúan y las personas que eligen. Esto también incluye el análisis de las formas y relaciones institucionales, sociales, no deseadas y de mercado que son el resultado de la acción humana, pero no del designio humano.

    Buchanan sostiene que para iniciar el análisis es suficiente hacerlo sobre la base del intercambio interpersonal y los procesos que surgen de estos beneficios mutuos del comercio. Por lo tanto, ha tendido a ofrecer menor importancia a basar la teoría económica sobre el apriorismo y el estudio metodológico del individuo, como de hecho insisten los austríacos.

    Por lo tanto, gran parte de los escritos de Buchanan son compatibles con determinadas partes del cuerpo de la teoría austriaca. En la mayor parte sus ideas son en cierto modo paralelas a la Economía Austríaca, pero no son lo mismo. Sin embargo, los austríacos tienen mucho que aprender y mucho para apreciar de las contribuciones de James Buchanan a la economía.”

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    • La erudición de Ebeling es impresionante! Esta respuesta da para mucho, y puede interpretarse según el énfasis que se le dé. La postura de Boettke y los chicos de GMU es muy proclive a adoptar los insights de la Public Choice en su marco conceptual.

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    • También coincido con Richard Ebeling. Creo que hizo una buena lectura de J. Buchanan y el desarrollo de Public Choice. Varios austríacos contemporáneos están mirando con interés los trabajos de Elinor Ostrom. Básicamente encuentran interés en su estudio procesos de organización con ausencia de estado o legislación.

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  5. Respecto al link (http://amartinoro.wordpress.com/2011/02/09/algunos-ya-lo-deciamos-el-fmi-hace-aguas/) es muy interesante y cierto, y de hecho ha pasado también en la gran depresión.
    Dado que la mayoría de los economistas apuntan a las expectativas y a los animal spirits a la hora de explicar la crisis, se trata de negar -mientras sea posible- los efectos negativos que se avecinan. Esto daría confianza a los mercados para postergar la crisis y depresión.
    Previo a la gran depresión de 1930, encontramos extraordinarias citas de Fisher o Keynes diciendo que todo estaba bien, a solo meses del crack.
    El FMI tiene ese rol ahora. Intenta tranquilizar a los mercados, ante los peores escenarios. Lo que me gustaría saber es si realmente pensaban eso, o simplemente cumplían un rol institucional.

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  6. Respecto a la pregunta de Patricio, sobre Behavioral Economics, coincido con la respuesta de Nicolás. Así como la información asimétrica de Stiglitz o el rol informativo que este Premio Nobel le asigna a los precios es diferente del conocimiento disperso de Hayek (Ver Esteban Thomsen, Libertas 11, http://www.eseade.edu.ar/servicios/Libertas/39_7_Thomsen.pdf), también debiéramos distinguir el concepto de racionalidad en las distintas escuela de pensamiento. He leído poco sobre el tema, pero he visto austriacos criticar a esta escuela, y he visto otros, señalar la consistencia de sus postulados. En mi caso, adentrarme en esta línea de pensamiento, es una deuda pendiente. Lamento no poder decir más.

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  7. Adrian, un trabajo realmente removedor, que deja planteada la encrucijada en que se encuentra la profesión, como consecuencia de la crisis de la escuela neoclásica. Como tú lo describes habrá que redescubrir a los griegos, escolásticos y los clásicos. Una reflexión profunda sobre el futuro de la ciencia económica, que constituye un estímulo y desafío a pensar.

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