Liberalismo versus Anarcocapitalismo

El título de este post es el que eligió Jesús Huerta de Soto para publicar un ensayo donde declara su «ruptura» teórica y política con el liberalismo clásico. «En el presente trabajo se explica por qué el programa del liberalismo clásico es teórica y prácticamente imposible, y por qué el único sistema de cooperación social plenamente compatible con la naturaleza del ser humano es el anarcocapitalismo.»

Nicolás Cachanosky ofreció una respuesta crítica de este ensayo en «Los límites del anarco-capitalismo. Breve comentario desde el liberalismo clásico.» (pp. 35-45) «Este pequeño artículo no tiene mayor intención que mencionar algunas de las objeciones centrales que el liberalismo clásico posee frente a la postura ‘anarcocapitalista’, en especial sobre el tipo de propuestas que supone que un ‘mercado’ de seguridad y justicia es viable en ausencia de un gobierno central.»

Este debate hoy divide a la Escuela Austriaca. Es tiempo de reconsiderarlo.

34 comentarios en “Liberalismo versus Anarcocapitalismo

  1. Son los típicos debates imposibles de solucionar totalmente porque a veces las diversas partes carecen de la conciencia de los límites del lenguaje y de los límites de la certeza y del conocimiento en ciencias sociales.
    El anarco-capitalismo como programa de investigación es totalmente respetable y posible; como certeza total y como soluciìón absoluta de todos los problemas, cae en las aporías de la ideología que expliqué en la respuesta que di a Adrián sobre la violencia implícita de ciertos planteos.

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  2. Cito a Nicolas en su artículo y hago un comentario:

    «El problema central del “anarco-capitalismo” es que no es un sistema estable, sino que está sujeto a que surja un estado de facto en cualquier momento.»

    A partir de lo que leí sobre entrepreneurship llego a la conclusión que la estabilidad se alcanza con competencia. Los monopolios enfrentan problemas de cálculo económico. incentivos maliciosos y problemas de practicidad por el tamaño «ariticial» que tienen.

    El sistema judicial no sigue las mismas reglas que el mercado en este caso?.

    ——–

    Veo muchos ejemplos con arsénico jajajaja.

    Un saludo!

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  3. Interesante tema.. «Justicia sin estado» y el «Manifiesto libertario» me parecieron convincentes, pero siempre me pregunto por qué se insiste tanto en «diseñar» ese nuevo sistema resultante de esas privatizaciones ¿no serían estas privatizaciones un acto político con violencia explícita en sí? No sé, a mí me da la impresión de que es como buscar la paz mediante la guerra, diseñar centralmente un nuevo marco legal (creo que tanto el anarcocomunismo como el anarcocapitalismo cojean del mismo pie), no sé si ya se habrá discutido esto.. supongo que sí.

    Es decir, no sé si se hasta qué punto ya se habrá debatido acerca de dicha transición hacia un sistema sin el monopolio de la violencia de modo evolutivo, en un marco de respeto a la libertad de los demás, no mediante la violencia política de las privatizaciones. Personalmente creo que la transición a través de una «relajación en sus tareas» de los mismos funcionarios de la violencia ante protectores más eficientes (al darse cuenta de que estorban en algunos casos más que ayudan) sería la única manera de no caer de la sartén al fuego.

    Es que yo no me puedo creer por qué hay que subvencionar la defensa de la propiedad hoy de quien la obtuvo ayer.. que se la pague él ¿no? En internet se ve más claro, pues el que obtiene ganancias en el mercado ha de invertir también en protegerla, es parte de sus costes por mantenerla.. ¿es un disparate lo que digo?

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  4. Como menciona Gabriel, este es un debate de nunca acabar. Pero ello no quita que un programa de investigación sobre el tema no resulte interesante.

    El punto de jfc también es interesante, si el diseño de un nuevo sistema en última instancia no implica una imposición y eso no va en contra de los principios del anarco-capitalismo, especialmente en contra del principio de no-agresión. Creo que de alguna manera aquí entra la mención del lenguaje que hace Gabriel. Lo que para uno puede ser una imposición y violación del principio de no agresión, para el otro es justamente lo contrario, poner fin a una agresión que está teniendo lugar. Algo parecido sucede con el debate de la legalidad de las reservas fraccionarias versus encajes 100%. Para la postura del 100% el impedir las reservas fraccionarias no es una imposición sobre terceros sino impedir fraude. Ambos debates, creo, no son del todo consciente de este problema (aunque hay excepciones como White y Yeager).

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  5. Los argumentos que se utilizan para demostrar que un sistema de free banking es mejor que el central bank no pueden extenderse a lo judicial?.
    Los argumentos del liberalismo clásico me recuerdan a los argumentos de banco central con una regla fija, tipo de cambio fijo, sin emisión monetaria.

    Como dice Gabriel en su artículo, no todo es blanco o negro, existen los grises. Quizas en el caso del mercado monetario lo óptimo sea el free banking, y en el ámbito judicial lo óptimo no sea el mercado. Pero me resulta dificil justificar lo último con las (pocas) herramientas que cuento de economía austriaca.

    No creo que el anarco capitalismo sea un sistema perfecto, pero dado mis conocimientos, es mejor que el monopolio estatal con reglas fijas y mucho mejor que un monopolio discrecional.
    Creo que para hablar con autoridad del tema tendría que contar con herramientas de public choice.

    Esto lo digo desde un punto de vista teórico, si viene mañana un hombre de negro con la pastillita azul y roja, y me dice que puedo vivir en un mundo anarcocapitalista, nose si me animaría jajajaja.

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  6. En el primer comentario de este post, Gabriel hace referencia a otro comentario que subió en el post sobre la crítica de Gustavo Marqués al liberalismo clásico. La cita es extensa, pero recomiendo su lectura! Recién ahora pude leerla. Básicamente dice que algunos anarcocapitalistas 1) presentan al sistema de modo constructivista, 2) como perfecto y 3) como la última etapa de la historia, lo cual los conduce a caer en las aporías de la ideología.
    Cito a Gabriel: «El ideólogo no dialoga; monologa. La crítica metódica de la cual hemos hablado está coherentemente excluida, pues, si existe el sistema social perfecto y se conocen perfectamente los medios que conducen a él, ninguna crítica puede agregar algo al sistema.»
    Esta es una cuestión de actitud que debemos abandonar en el campo académico y científico. Hacerlo nos hace más abiertos a escuchar críticas y a dialogar con quien piensa diferente.
    Para mí esto ha sido iluminador! Gracias Gabriel!

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  7. A veces creo que se mezcla el aspecto judicial y de seguridad con bienes y servicios en el mercado. Por supuesto puede haber arbitrajes privados y de hecho existen empresas de seguridad privada. Pero hay un aspecto «público» que no se si tan fácilmente reemplazable.

    El mercado requiere de ciertas reglas, o «framework» para funcionar. Cuando decimos que una empresa ofrece servicios de seguridad y arbitraje en disputas ya estamos suponiendo que existen derechos de propiedad seguros que permiten que ese intercambio tenga lugar. La provisión de seguridad de alguna manera requiere que ya exista ese servicio. Lo que la empresa ofrece es seguridad «extra» sobre la seguridad pública, que en lugar de pagarla terceros con impuestos cada uno debe afrontar el costo de seguridad extra si así lo desea.

    Por otro lado no me termina de convencer el esquema de Rothbard de competencia de jueces y tribunales. En lo que respecta a disputas «no-penales» nada impide que las partes no lleguen a un acuerdo mutuo, pero en temas que no son meros desacuerdos contractuales, sino que implican violación de derechos y propiedad de terceros, ¿es conveniente que el ladrón o «wrongdoer» tenga la libertad de elegir a que juez recurrir? ¿Y la víctima? ¿O lo que queremos es un juez que, en teoría, sea imparcial y abstracto a las partes? O, ¿qué sucede sin quien se comporta anti-socialmente no es un individuo pero una empresa de seguridad o tribunal?

    En ese sentido creo que el ejercicio de réplica que Nozick ofrece al planteo de Rothbard es brillante en el planteo, por más que su descripción pueda o no tener algunos bemoles. Nozick toma el punto de partida de Rothbard como dado, los derechos naturales, y desarrolla un ejercicio de origen del estado tipo mano invisible y sin violar derechos de terceros. Esto hace trastabillar al planteo anarco-capitalista porque sus fundamento ético puede dar como resultado una situación de estado mínimo.

    MartínL mencionaba que en el artículo menciono que uno de los problemas del anarco-capitalismo es que posiblemente no sea estable. No sólo a amenazas externas sino también internas. Creo que el modelo de «bandido crónico» de Mancur Olson es un buen reflejo de esta situación, además de explicitar los mecanismos por los cuales este bandido crónico posee incentivos a proteger y dar libertades a los ciudadanos.

    Ningún sistema es perfecto, y creo que la postura del liberalismo clásico en general (o del iluminismo escocés) fue más pragmático. Guste o no hay estados, por lo tanto, cómo podemos hacer para limitar su campo de acción. Así es como el liberalismo clásico tiene sus aportes en economía, política, derecho, etc.

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  8. Señores, no soy de leer muchos artículos sobre el anarcocapitalismo pero en éste la verdad me sorprendió mucho encontrar tantas expresiones y frases tan parecidas a las que encuentro al leer artículos socialistas o comunistas (frases que me son muy desagradables), como por ejemplo:

    hace del liberalismo clásico una utopía científicamente irrealizable…. Liberalismo utópico

    su nueva formulación verdaderamente científica y moderna
    que podemos denominar capitalismo libertario, anarquismo de propiedad privada o,
    simplemente, anarcocapitalismo

    El anarcocapitalismo (“libertarianism” en inglés) es la representación más pura del orden espontáneo del mercado

    hemos descubierto el porqué del fracaso del liberalismo utópico y la necesidad de su superación por el liberalismo científico (esto me suena muy a dialéctica, puede ser?)

    sin olvidarnos las contínuas menciones de la característica revolucionaria del anarcocapitalismo y una perlita final «el estado y el poder político sean la encarnación institucional del Anticristo»

    Ustedes que son expertos en ésto me podrían decir cuan errado estoy en mi impresión?

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  9. Lamentablemente no es muy difícil encontrarse con este tipo de expresiones. En estos estos artículos están más bien destinados, o son mejor aceptador, dentro de los que piensan similar o pertenecen al «club,» por ponerlo de laguna manera. Pero difícilmente sean textos que atraigan a terceros hacia sus ideas.

    Una de las mayores trabas es que, por más que el lector ignore estas expresiones y se enfoque únicamente en los argumentos de fondo, difícilmente estará interesado en entablar un debate con el autor de este tipo de artículos. En ese sentido es una traba innecesaria al intercambio de ideas.

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  10. A mi el anarcocapitalismo me parece un planteamiento muy interesante, el problema que le veo es que creo que la coacción no es característica de las organizaciones estatales, sino de la naturaleza humana. Creo que la existencia de Las Mafias se podría dar perfectamente en una sociedad anarcocapitalista.

    Y en el momento que surge una mafia, ¿no estaríamos ya ante un Estado embrionario?, no tiene más que ir creciendo en tamaño e ir ofreciendo una imagen más «civilizada» para convertirse en los Estados que conocemos hoy día.

    Pero por otro lado, por el hecho de que al final el Estado acabe apareciendo, ¿es excusa para conformarse? Desde luego es un debate apasionante.

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  11. En respuesa a GMV, pienso que Huerta de Soto escribió este artículo con esa intención, esto es, mostrar un anarcocapitalismo revolucionario, al mejor estilo comunista.
    Dado este ideal, plantea ir desmantelando el Estado. Yo me quedo con esto último. Quitarle al Estado la gestión de las pensiones, de la moneda, terminar con el intervencionismo en materia de comercio internacional, privatizar la salud y la educación, etc etc.
    Se trata de ir desmantelando gradualmente al estado, quitandole funciones que no le competen, y ver hasta dónde podemos llegar.
    Ahí es donde Nicolás tiene un punto. Ese desmantelamiento encuentra un límite. Es el límite del anarco-capitalismo. Resumo algunos puntos valiosos del artículo de Nicolás:
    «Primero, es fundamental la diferencia conceptual entre el “derecho penal” y el “derecho privado”. Mientras en el mercado las partes pueden manejar el derecho privado a través de contratos y acuerdos, el derecho penal no es privatizable.»
    «Un ejemplo extremo puede resultar más claro, si cometo un asesinato, no puedo luego pedir pacíficamente negociar con la familia de mi víctima y compensarlos por mis actos; en ese caso ¿quién preguntó a la víctima si estaba de acuerdo con el arreglo? Este tipo de escenarios no implica una vida en ‘sociedad li-bre’, implica vivir en ‘estado de naturaleza’ donde el más fuerte domina al más débil, y si la víctima recibe una compensación se debe más a la bondad del agresor que al sistema de justicia propiamente dicho.»
    «Segundo, así como el derecho penal no es lo mismo que el derecho privado, la seguridad pública tampoco es lo mismo que la seguridad privada. Si bien es cierto que en algunos puntos o áreas se complementan o son similares, el uno y el otro no son del todo análogos, poseen una diferencia muy importante. Los proveedores de seguridad privada responden a los deseos (demanda) de sus clientes, mientras que la seguridad pública no responde a los deseos de nadie en particular, sino que protege los derechos básicos como fundamento de la sociedad.»
    «Tercero, y muy relacionado con lo anterior, los tribunales de justicia tampoco son privatizables en la esfera penal. Suponer que el anarco-capitalismo puede funcionar porque los tribunales de justicia y proveedores de seguridad se ‘van a comportar bien porque les conviene mantener su prestigio de objetividad’ es un tanto utópico.»
    «Supongamos que ante esta situación las víctimas del ‘tribunal mafioso’ deciden libremente ignorar a estos tribunales y apelan los casos ante otros ‘tribunales no mafiosos y de comportamiento correcto’. Si el primer tribunal no reconoce la legitimidad del segundo, dado que afectaría su negocio, el resultado será un conflicto entre las fuerzas de seguridad de ambos tribunales, y aquel que prevalezca se transformará de manera espontánea en un estado de facto (obviamente, en la región geográfica que opere).»
    «Los gobiernos actuales poseen su ori-gen en un escenario de ‘anarquismo’ y no de liberalismo clásico. Podría de-cirse que en cierto sentido los estados son la ‘prueba’ de la inestabilidad del ‘anarco-capitalismo’.»
    «De este modo, cuando rechazamos el rule of state como ilegítimo pare-ciera ser que la única alternativa que queda es el ‘anarquismo’. Sin embargo, los escenarios posibles son tres, no dos: rule of state, rule of law, y anarquismo.»

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  12. Yo hay una cosa que no veo clara, ¿seguro que los derechos básicos son un requisito previo al mercado y al intercambio?. Es decir, ¿no son la aparición de la división del trabajo y del intercambio grandes incentivos para que surja la necesidad de identificar y respetar los derechos básicos?.

    También creo que habria que considerar como «garantes» (primitivos y actuales) de los derechos básicos los principios morales por un lado, y el carácter disuasorio de la capacidad de defensa propia (conocimiento de artes marciales, posesión de armas, etc..)

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  13. La idea de presentarlos como un requisito previo fue más la idea de que todo intercambio requiere que la partes, al menos implícitamente, reconozcan derechos de propiedad sobre lo que están intercambiando.
    El crecimiento del mercado, profundización de la división del trabajo, etc, contribuyen a profundizar y desarrollar los derechos. Pero el punto iba a tratar de resaltar la dificultad de que ciertos requerimientos necesarios para el mercado puedan ser provistos por el mercado mismo.

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  14. Gracias Manuel. Fue un corto artículo con la intención de poner algunas ideas en escrito. Pero es un tema de investigación muy interesante por las preguntas y problemas que pone de manifiesto.

    Saludos!
    NC

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  15. Estimados Adrián, Gabriel y Nicolás:

    Muy bueno su blog. Felicitaciones. Lo voy a adoptar, y ya estoy poniendo el rss en mi google reader para enterarme de las novedades. Saludos a todos. El año pasado escribí un artículo sobre el artículo de Jesús Huerta de Soto, y Adrián me comentó que justo estaban debatiendo este tema aquí.

    Algunos comentarios sobre los comentarios anteriores:

    1- El nombre «anarcocapitalismo» de por sí es provocador. No ayuda mucho a debatir con nadie. Me parece a mí que es más un nombre para disfrutarlo si sos parte del club, y no un nombre adecuado para convencer a nadie. Todo esto, dentro del terreno de la percepción. Si nos atenemos estrictamente al significado, da lo mismo. Pero por otro lado, alguien podría decir que si de todos modos vamos a decir algo que no forma parte del pensamiento del mainstream, y que va a ser un escádalo de todas maneras, ¿para qué andarse con nombres más políticamente correctos?

    2- El anarcocapitalismo «como certeza total y como soluciìón absoluta de todos los problemas»… Creo que aquí hay un punto importante. Siempre me costó comprender por qué muchos liberales clásicos pretenden verse a sí mismos como tipos humildes y abiertos, en continua búsqueda de la verdad, con la posibilidad de discutir diversas teorías y enfoques, pero en cuanto aparece un anarcocapitalista en el camino, entonces le asignan el deber de tener respuestas para todo y solucionar todos los problemas. No tengo nociticias de ningún anarcocapitalista -Jesús Huerta de Soto, Murray Rothbard, Alberto Benegas Lynch (h),…- que haya postulado que tiene la solución para todos los problemas del mundo. De hecho, ni liberales ni anarcocapitalistas definen a la economía como la ciencia para solucionar todos los problemas, ni al liberalismo ni al anarcocapitalismo como un programa político para solucionar todos los problemas. Me parece un poco injusto, y más de parte de liberales, endilgarle al anarcocapitalismo la necesidad de resolver todos los problemas como condición para postularse.

    Y, en particular, si nos atenemos al artículo de Jesús Huerta de Soto, simplemente afirma que el liberalismo clásico es teórica y prácticamente imposible, que ha fracasado en su intento de limitar el poder del estado, y que ese fracaso se debe a que la condición del estado de ser monopólico y coactivo tiene determinados efectos que lo hacen imposible de llevarlo a la práctica en una sociedad compuesta por seres humanos. Por otro lado, postula que el anarcocapitalismo es un sistema compatible con la naturaleza del ser humano. Eso es todo. No dice nada respecto de que solucionará los problemas de todo el mundo, ni mucho menos habla de certezas. Eso sería contrario a su filosofía, a su metodología y a su visión del mundo.

    3- Me pareció interesante también aquello de que el anarcocapitalismo no es un sistema estable, sino que «está sujeto a que surja un estado de facto en cualquier momento».
    Creo que esta afirmación tiene más que ver las imágenes de una supuesta jungla hobbesiana, que con lo que podría ser un sistema anarcocapitalista. En realidad, todos los sistemas posibles son inestables en ese sentido, y todos están sujetos a que surja un estado de facto en cualquier momento. Hace poco más de 50 años en Europa se estaban matando todos entre ellos, y en Sudamérica hemos tenido largos períodos de gobiernos de facto. Ni hablar de Africa. Tendemos a pensar que vivimos en un mundo muy estable cuando lo comparamos con un supuesto far-west de las películas yankees, pero si lo analizamos con detenimiento, creo que coincidiremos que nada es estable. El gobierno comunista de la URSS parecía de todo menos inestable, y un día voló en pedazos… Creo que un punto interesante sería preguntarnos cuáles son las causas de la inestabilidad, más allá del sistema que planteemos.

    Y aquí es justamente cuando Jesús Huerta de Soto nos señala que si hay algo inestable, es justamente el liberalismo clásico, porque de su propia semilla surgieron las grandes dictaduras del siglo XX.

    Por otro lado, también aquí advierto algo similar al punto anterior. Todo liberal acepta normalmente que el mundo cambia, que es dinámico, que cualquier proceso lleva tiempo, que el tiempo agrega un componente de riesgo a la acción humana, etc. ¿Por qué entonces cuando asoma un anarcocapitalista le endilgamos el sagrado deber de resuelva todo, de una vez y para siempre, con una paz eterna, sin riesgos, sin inestabilidades, sin la más mínima posibilidad de que un trapito te robe una moneda? De nuevo, no veo en el artículo de Jesús Huerta de Soto ni media letra que diga que lo que propone es un mundo perfecto.

    Bueno, felicitaciones de nuevo, un gusto leerlos, y por favor recuerden que no necesariamente estoy de acuerdo con todo lo que escribo.

    Saludos.
    af

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  16. Alvaro, gracias por los saludos y participar.

    Puede haber algo de cierto que el término «anarcocapitalismo» tiene algo de «club» y «membresía,» aunque también me parece que es descriptivo de lo postura que representa. Cuánto de cada de una de estas características está presente en su uso no lo se.

    Tampoco sé de anarcocapitalistas que explícitamente digan que el sistema es perfecto, pero tampoco conozco de críticas serias que le exijan eso al sistema. Ademas de injusto sería ineficiente. Es como la postura del estatista que propone la participación del estado porque existen fallas de mercado sin pararse a analizar las fallas del estado.

    No se si llevaría a jungla Hobbesiana el aspecto inestable de un sistema sin estado protector. En la selva Hobbesiana el conflicto es generalizado entre todos los individuos (o así al menos lo tengo entendido); pero un sistema pacífico entre sus miembros puede ser inestable frente a una minoría (interna o externa). Creo que un buen ejemplo es Islandia en la época de los Vikingos; el mismo sistema fue espontáneamente convergiendo a un sistema estatal hasta que finalmente se conformó un estado «formal.» Esto se debió a problemas más grandes que pequeños casos como el del trapito que nos roba una moneda, sino a un problema del sistema en general. Lo mismo sucede en Somalia actual (o hasta recientemente) luego del colapso del gobierno.

    Así como el libre mercado o el anarcocapitalismo no son perfecto, el estado tampoco lo es. Y el gran problema que sigue sin resolverse es como limitar el poder del estado. Ese es el gran programa de investigación del liberalismo clásico en sus distintas ramas (economía, derecho, etc.). Es cierto que han surgido dictadores y gobiernos terriblemente autoritarios, pero también es cierto que hay casos donde el estado ha ido perdiendo poder y la sociedad ha ido ganando espacios de libertad. Posiblemente la historia de Inglaterra sea un ejemplo. Las sociedades europeas poseen más libertades hoy día o en la época de las monarquías absolutistas. A veces es difícil de decidir, después de todo hay aspectos cualitativos que cada uno valora de manera distinta. Pero me inclino a pensar que hoy día hay más libertades frente al estado que en aquella época. Lamentablemente estos cambios no son ni homogéneos ni tan rápidos como nos gustaría.

    Muy buenos los puntos que nos hace pensar, esperamos que sigas participando.
    Slds,
    NC

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  17. Alvaro, nos has dejado mucho para pensar. Aclaración previa: este definitivamente no es mi tema, pero el debate enriquece.
    1. Sobre el término, se han presentado numerosas reflexiones. Pero aquí intentamos dejar de lado problemas semánticos, e ir al fondo de la cuestión sobre lo que proponen los distintos teóricos.
    2. Quizás no encontremos citas de anarco-capitalistas hablando de un sistema perfecto, pero sí hablando de un «sistema ideal», como si tal cosa existiese. Sin hacer nombres, la propuesta es tener claro el norte, al cual hay que dirigirnos -que a mi juicio es un sinónimo de un situación óptima-, y en el medio queda el ir desmantelando el estado hasta llegar a él.
    3. Mi crítica al anarco-capitalismo, es que necesita de toda la tradición liberal clásica, para presentar propuestas concretas que nos llevan al ideal. Toda política que limite o achique el tamaño del estado, sería bienvenida. Eso es el programa de investigación del liberal clásico. Las constituciones, las reglas monetarias y fiscales, el federalismo, la descentralización, la desregulación, la privatización quizás no sean lo ideal, pero han sido herramientas teóricas y prácticas que en distintos países han promovido algo más de libertad. Si el liberalismo clásico tuvo éxito o fracasó, es difícil de medir. Sin los límites a la expansión del estado, quizás hoy estaríamos en un mundo realmente socialista, con todos los medios de producción en manos del estado.
    Esperamos que nos sigas acompañando. Necesitamos gente que desafíe al lector y a los que trabajamos en este proyecto.

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  18. Gracias por los comentarios! Agrego un par de aclaraciones:

    – Respecto del nombre ‘anarcocapitalismo’, realmente no me refería a un concepto de club o de membresía. Por el contrario, los anarcocapitalistas normalmente están fuera de todo club, porque proponen algo que está fuera del sistema, del paradigma general, que no tiene muchos puntos de contacto con el mainstream. El único punto de contacto es el liberalismo y la escuela austríaca de economía, que ya de por sí es bastante ajena al mainstream del pensamiento general. Simplemente digo que para mucha gente suena como violento, y que me da la impresión de que se presta para que personas que no leyeron nada del tema lo asocien con el anarquismo, y que eso genera confusiones.

    Personalmente creo que hay muy poca gente que cuando opina y debate realmente leyó el artículo o algún libro sobre el tema que está debatiendo, etc. Cuando dos personas discuten un tema en el que las dos tocan de oído, suelen aferrase a meras percepciones para argumentar, y el debate termina pareciendo a un tipo que habla chino discutiendo con otro que habla francés.

    Por ejemplo, entre los comentarios veo un comentario que compara al anarcocapitalismo con un supuesto anarcocomunismo, y lo tilda de violento, de pretender «diseñar» un sistema forzado, de buscar la paz mediante la guerra… Y si uno lee el artículo de Jesús Huerta de Soto, pareciera difícil encontrar algún contenido que lleve a interpretar algo así. Huerta de Soto, por el contrario, señala como argumento fuerte del anarcocapitalismo que es el único sistema de cooperación social totalmente compatible con la naturaleza del ser humano.

    – Respecto de tu crítica, Adrián, al anarcocapitalismo, por el hecho de que necesita toda la tradición liberal clásica para elaborar su propuesta, estoy 100% de acuerdo, pero pienso que no es una crítica del todo. Es decir, creo que todos los anarcocapitalistas coincidirán con esa afirmación, pero también creo que eso no invalida la propuesta anarcocapitalista. Quiero decir, que cuando Jesús Huerta de Soto afirma que el liberalismo clásico ha fracasado en su intento por limitar al estado, no está diciendo que reniega de todo concepto surgido del liberalismo clásico. De ningún modo. Ni tampoco está diciendo que él ya no tiene más nada que ver con el liberalismo clásico. El anarcocapitalismo no prentede ser una especie de diseño de otro planeta que propone un cambio total. Simplemente, se toma del liberalismo clásico y de la escuela austríaca de conomía y pretende dar un paso más. Así como la escuela austríaca de economía también tiene antecedentes muy antiguos y tampoco viene de la nada. Los argumentos para extender el mercado a las ‘parcelas’ de la defensa, seguridad y justicia son los mismos argumentos de la escuela austríaca para defender el mercado libre en el terreno del mercado laboral, mercado interno, mercado externo, transporte, producción de naranjas, lo que sea. Son los mismos argumentos que sirven para refutar cualquier otro ‘bien público’.

    Personalmente creo que ésto último es lo más interesante para debatir: los argumentos del anarcocapitalismo. ¿Son buenos, son sólidos o no?

    Por ejemplo, me parecen interesantes para debatir los argumentos de Nicolás sobre qué pasaría en el caso de un ladrón o violador de la ley, que daña a los demás o a sus propiedades. ¿Es bueno que el tipo pueda elegir el juez? Se me ocurren algunas respuestas a ese argumento. Van algunas:

    – Basta cambiar ‘justicia penal’ (en la que no hay acuerdo entre liberales clásicos y anarcocapitalistas respecto de si es conveniente o no que el mercado se haga cargo) por el término ‘producción de leche o producción de pan’ (en el cual si coinciden liberales clásicos y anarcocapitalistas que debe ser librado al mercado). Vas a encontrar prácticamente los mismos argumentos. Porque la leche y el pan son esenciales para la vida, y estamos a merced de que nos envenenen, o de que no haya suficiente cantidad para todos, de que se muera gente de hambre, etc. Pero igual preferís al mercado. En cambio la justicia, ah no, ahí necesitamos que se resuelva en forma total y definitiva para ‘entregarla’ al mercado. Si por algún motivo, pensamos que no habrá ‘cantidad’ o ‘grado’ suficiente de justicia, entonces mejor que lo siga haciendo el estado. Pero la realidad nos indica que nunca, en ningún país ni en ningún lado, el estado funciona bien, y no solo eso, sino que tiende a expandirse, por los incentivos que entran en juego y por cuestiones esenciales de la naturaleza humana. Ahí es donde el anarcocapitalismo señala que hay una incoherencia.

    Y en mi caso particular, creo también que hay, en mucha gente, una cuestión psicológica, que Eric Fromm llama ‘mecanismos de evasión’, entre otros ‘conformidad automática’, producidos por la fuerte necesidad de seguir perteneciendo aunque sea un poquito, de no quedar totalmente fuera del sistema ‘serio’. Eso lo analizo con cierto detenimiento en mi artículo, y si alguna vez tenés tiempo y te interesa, sería un gusto debatirlo también.

    Solo tengo unos minutos más hoy, pero para agregar más debate, analizo un poco este párrafo de Nicolás:
    «El mercado requiere de ciertas reglas, o “framework” para funcionar. Cuando decimos que una empresa ofrece servicios de seguridad y arbitraje en disputas ya estamos suponiendo que existen derechos de propiedad seguros que permiten que ese intercambio tenga lugar. La provisión de seguridad de alguna manera requiere que ya exista ese servicio. Lo que la empresa ofrece es seguridad “extra” sobre la seguridad pública, que en lugar de pagarla terceros con impuestos cada uno debe afrontar el costo de seguridad extra si así lo desea.»

    – Todos los bienes y todos los servicios requieren otro bien y/o servicio anterior para funcionar. Por ejemplo, para vender leche se necesita que alguien la transporte, y para que alguien la transporte se necesita que alguien la produzca, y también se necesitan autopistas, moneda,… hasta el infinito. Pero los liberales no pretendemos que la producción y transporte de la leche y todo el resto sea dirigido en forma centralizada por el estado. Un mismo argumento, en un caso nos lleva a pedir estado, y en otro caso no se nos mueve un pelo y damos por sentado que el mercado lo resolverá mejor. ¿Por qué? Estas son las preguntas del anarcocapitalismo.

    Bueno, sigo otro día.

    Un abrazo.
    af

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  19. Decía Alvaro: «Respecto de tu crítica, Adrián, al anarcocapitalismo, por el hecho de que necesita toda la tradición liberal clásica para elaborar su propuesta, estoy 100% de acuerdo…» Esta es una buena aclaración. A veces la crítica al liberalismo clásico es tan radical que parece que habría que olvidarse de los autores clásicos.
    Como bien dice Gabriel en uno de sus comentarios «el anarco-capitalismo como programa de investigación es totalmente respetable y posible».
    Pero pienso que debemos concentrarnos en la transición. En ese «desmantelamiento del estado», liberales clásicos y anarcocapitalistas, tenemos un largo camino juntos. Si algún día la moneda, la educación, la salud, las pensiones, etc. están en manos privadas, podemos pasar a discutir sobre seguridad y justicia.
    Pero ahí es que Nicolás, sobre la base de una extensa literatura, encuentra un límite. El Estado surgió de una situación donde no había Estado. ¿Qué evitaría que una vez alcanzado el ideal anarcocapitalista el estado vuelva a ocurrir? ¿Qué evitaría que las agencias de seguridad se conviertan en mafias o nuevos estados?
    Me parece que los esfuerzos debieran orientarse más bien en el federalismo y la descentralización. Cuando el estado se encuentre más dividido, las opciones se multiplicarán y la gente podrá «votar con los pies», cambiando de país, provincia o municipio hasta encontrar el nivel de impuestos y servicios que le resulte más atractivo. Ese me parece que es el máximo logro que podemos alcanzar.

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  20. «…..El Estado surgió de una situación donde no había Estado. ¿Qué evitaría que una vez alcanzado el ideal anarcocapitalista el estado vuelva a ocurrir? ¿Qué evitaría que las agencias de seguridad se conviertan en mafias o nuevos estados?».

    Muy buena pregunta, cuya respuesta es: nada. :-))

    Por lo demás hay un ejemplo que no logro que ningún anarcocapitalista me conteste. Supongamos que estoy en una situación anarcocapitalista y he nacido como 4ta generación en un country privado, con sus propias reglas y con sus expensas para un sistema de seguridad en común para protegerse de posibles ataques externos. No hay ningún gobierno que ogligue a pagar impuestos, pero mi familia ha pagado esas expensas por unos 100 años aprox. Ahora a mí se me ocurre no pagarlas y el consejo del country me dice que ok, que por supuesto es mi voluntad, pero que en ese caso según las reglas del country libremente aprobadas, me debo ir.

    ¿Que diferencia hay con nacer en un estado mínimo con derecho a la emigración?

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    • Supongo en el estado mínimo uno podría pasar más facilmente como free-rider y en el country me vería seriamente perjudicado por no pagar.

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  21. Gabriel, Adrián: Muy bueno! Esa pregunta es clave en todas las discusiones de liberales con anarcocapitalistas!

    Ciertamente, la respuesta es: nada. Pero lo más interesante, a mi juicio, es que la pregunta no es relevante en la discusión.

    A ustedes les parece muy relevante porque, como intenté explicarles antes, le asignan al anarcocapitalismo la necesidad de resolver problemas de un modo y en un grado, sin riesgos, etc., que es simplemente imposible de lograr. Y entonces, concluyen que el anarcocapitalismo es una utopía, un imposible. Pero lo que es imposible no es el anarcocapitalismo, sino ese mundo ideal sin riesgos de que una supuesta mafia se alce con el poder, etc. Si lo piensan detenidamente, ese mismo riesgo existe con un estado liberal, con un estado socialdemócrata, socialista, con cualquier situacion. Existió siempre, en todos los tiempos y lugares, y existe ahora. ¿Por qué no somos tan exigentes con el liberalismo a la hora de proponer que el mercado se encargue de asignar precios, distribuir, producir todos los bienes y servicios, y en particular aquellos llamados ‘bienes públicos’ para los estatistas?

    Propongo analizar más profundamente la pregunta: «… El Estado surgió de una situación donde no había Estado. ¿Qué evitaría que una vez alcanzado el ideal anarcocapitalista el estado vuelva a ocurrir? ¿Qué evitaría que las agencias de seguridad se conviertan en mafias o nuevos estados?”.

    Me surgen varias reflexiones:

    – Muchas veces los liberales tendemos a pensar como que si algo surgió en forma espontánea, entonces es bueno o conveniente. Esto no es cierto. Además, puede llegar a ser bastante impreciso definir qué es espontáneo y que no. En algún sentido, todo lo que existe es espontáneo. Pero si ponemos como restricción para ser espontáneo que cuente con el aval explícito y total de todas las personas involucradas o afectadas, entonces quizás no haya nada espontáneo en el mundo…

    Hago esta aclaración porque a veces se usa como contraargumento que un estado podría volver a surgir de un sistema anarcocapitalista. Y, sí, todo podría ser, como podría ser que USA termine siendo comunista o que la URSS termine siendo liberal, todo es posible y no hay garantías absolutas de nada, en cualquier época y lugar. Pero de este hecho no se puede deducir nada, más que la condición de libertad de los seres humanos.

    – Me parece que también ayuda mucho a ver el punto de vista anarcocapitalista el método que usé antes, de reemplazar un bien público ‘en discusión’ por otro bien/servicio en el cual no hay discusión entre anarcocapitalistas y liberales respecto de si debe o no liberarse al mercado. Veamos entonces cómo quedaría aquí, reemplazar el bien público seguridad, que abarca el problema de que una mafia tome el poder y se convierta en un estado, por el bien ‘producción de leche’, y por el bien ‘moneda’:

    Entonces ahora la pregunta sería así, ahora planteada por un comunista empedernido: «“… La producción centralizada de leche surgió de una situación en donde la leche se producía en forma privada. ¿Qué evitaría que una vez alcanzado el ideal liberal de producción libre de leche el estado vuelva a ocurrir? ¿Qué evitaría que las empresas productoras de leche se conviertan en monopolios?»

    Y amplío: ¿qué evitaría que alguna gran empresa productora de leche, muy poderosa, envenene en forma masiva a la población? ¿Qué evitaría que subiera los precios a un nivel imposible de pagar, etc.?

    Tu respuesta, ¿es ‘nada’? Tus conclusiones, ¿son las mismas que en el caso de la seguridad? ¿Por qué?

    De todas maneras, me parece que vale la pena analizar también qué estamos queriendo decir con la palabra ‘evitar’. ¿Sentimos la necesidad de evitar totamente, cero riesgo? La respuesta es nada, no existe. Pero si somos coherentes, entonces ya no podemos ser liberales. Porque en el mercado, siempre hay riesgos, porque es una característica de la acción humana, porque somos personas. En cambio, si por ‘evitar’ lo que queremos significar es que haya dentro del mercado algún tipo de mecanismo que genere incentivos para evitarlo, y que se vaya perfeccionando con el tiempo, etc., pero preferimos que exista algún riesgo a vivir bajo una dictadura, entonces sí somos liberales. Pero al anacocapitalista le cuesta comprender por qué en un caso somos liberales y en otro no. Ahí está el centro de la cuestión.

    Y ahora, voy al ejemplo de Gabriel, de su párrafo final, que no ha podido ser contestado por ningún anarcocapitalista. Prometo enviárselo a Ron Paul y a la Dra. Mary Ruwart.

    «Supongamos que estoy en una situación anarcocapitalista y he nacido como 4ta generación en un country privado, con sus propias reglas y con sus expensas para un sistema de seguridad en común para protegerse de posibles ataques externos. No hay ningún gobierno que ogligue a pagar impuestos, pero mi familia ha pagado esas expensas por unos 100 años aprox. Ahora a mí se me ocurre no pagarlas y el consejo del country me dice que ok, que por supuesto es mi voluntad, pero que en ese caso según las reglas del country libremente aprobadas, me debo ir.»

    «¿Que diferencia hay con nacer en un estado mínimo con derecho a la emigración?»

    Respuesta 1: ninguna.
    Comentario: y entonces, ¿qué? ¿Cuál es la relevancia de la pregunta? ¿Qué se deduce ésto?

    Respuesta 2: depende.
    Si lo analizamos con detenimiento, hay una gran diferencia. En el primer caso, se trata de un sistema anarcocapitalista, donde todas las transacciones son voluntarias (excepto las que se encuentran fuera de la ley, que se resuelven mediante determinados métodos, que implican la adquisición de determinados servicios, también adquiridos voluntariamente). Dentro de ese sistema, donde no hay ninguna agencia que preste ningún bien en forma monopólica y coactiva, hay un country que no te gusta, y vos te vas a otro.
    En el segundo caso, hay un estado mínimo, donde un estado tiene a su cargo la provisión en forma monopólica y coactiva de determinados servicios, que por lógicas implicancias de la acción humana crecerá hasta rangos muy grandes, fomentará el despilfarro, la mediocridad, etc. (las grandes críticas al estado ‘mínimo’). Si en ese estado hay derecho a emigrar y encontrás otro lugar en el mundo donde se viva mejor, podrás irte.

    En el primer caso, un grupo de gente delega en la administración del country el cuidado de las calles internas, la guardia de la entrada y el corte del pasto de la cancha de golf. Posiblemente los sistemas de elección estén en relación con la propiedad de cada persona dentro del country. En el segundo, se ha delegado la facultad de decidir cuánto de tus ingresos irán para el estado, y cuánto se destinará a esos servicios mínimos, imposibles de definir, porque las necesidades son infititas y los recursos escasos, salvo que se trate de estado muy chiquito -un country, por ejemplo-. Pero además, el sistema de elección es del tipo 1persona=1voto, votan los que te quieren sacar el dinero, los que te quieren robar, ….

    … La diferencia es enorme. Tan grande que me tengo que ir a laburar.

    Un abrazo.
    af

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  22. No sabría decir respecto a todos los artículos de Gabriel y Adrián, pero no conozco críticas que le exijan al anarcocapitalismo ser perfecto. Varias expresiones en textos anarcocapitalistas de hecho parecen elevar esta crítica al liberalismo clásico. Por supuesto, ningún sistema es perfecto y no creo que el debate pase por esos términos.

    Sociedades anárquicas no son imposibles, de hecho han existido. Dos casos muy citados son el de Irlanda Medieval y el de Islandia en la época de los Vikingos. Recientemente también se menciona el caso de Somalia luego del colapso del gobierno. Está también el caso de Zomia en Asia, donde su estrategia para no ser dominados por un estado externo es mantenerse en la pobreza. El punto no es si estos sistemas son perfectos, del mismo modo que no es el punto si el estado liberal clásico es perfecto. Dudo que ningún estado pueda serlo. Incluso hay trabajos empíricos que muestran una performance en Somalia mejor que la de estados vecinos, dada la precaria situación de Somalia esto habla de lo dañino que puede ser un estado. Estos son los casos más mencionados, dos de los cuales se dieron en épocas medievales y tarde o temprano fueron dominados, uno cuya estrategia es mantenerse en la probreza y el último posiblemente uno de los lugares menos tentadores para ir a vivir. Lo que de hecho no existen son sociedades grandes y ricas sin estado.

    Creo que la pregunta de Gabriel es interesante, si la respuesta es que no hay diferencia entonces no queda claro cuál es la objeción del anarcocapitalismo al estado mínimo en un liberalismo clásico. Que ese sistema no es perfecto no puede ser una crítica. El punto de Gabriel es en el caso hipotético de un estado mínimo liberal clásico (o estado ideal), problemas de ineficiencia le aplican en la misma medida al caso análogo de anarcocapitalismo.

    En el artículo que linkea Adrián en el post uno de los problemas que se mencionan como relevantes respecto al anarcocapitalismo no es que sea utópico, sino que es inestable. Pero el anarcocapitalismo necesita ser estable para ser viable. El liberalismo clásico tiene una postura distinta, es un proyecto para limitar los poderes del estado hacia un estado ideal justamente porque el estado es inestable (tiende a crecer); en el caso de esta postura el estado ideal no es nulo.

    Aspectos de ese poder e inestabilidad es en parte lo que explica que los estados no surjan pacífica y espontáneamente, el capítulo de Hume al respecto me parece bastante gráfico. Adam Smith sigue pasos muy similares en su Lectures on Jurisprudence. El caso que sí es distinto es el de Nozick. Lamentablemente, a mi juicio, la estrategia de su crítica no es del todo clara. Nozick toma el mismo punto de partida de Rothbard en la primer parte de su libro para responderle que se puede teorizar un origen espontáneo, pacífico y sin violar derechos de un estado mínimo (luego de pasar por el ultra-mínimo) siguiendo sus mismos supuestos. Como estrategia de crítica es muy interesante. Pero luego Nozick dice que esta es la manera en la que los estados deben haber surgido y esto da lugar al desafío de Rothbard: «que Nozick se haga anarquista y que luego observe a ver si surgen como él dice.» Pero no veo como algo general que se sostenga que el estado surge espontáneamente como si esto fuese pacífico y de mutuo acuerdo entre todas las partes.

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  23. Nicolás:

    Sinceramente creo que considerar la crítica de la inestabilidad en este caso, es equivalente a criticar la imperfección. En realidad, es la misma crítica que los socialistas, o los defensores del estado con control centralizado de muchos bienes y servicios, le hacen al liberalismo: que es inestable, que no garantiza tal o cual resultado, etc.

    Si algo es importante, si algo es esencial para la vida humana o para el funcionamiento del mercado, esa es exactamente la mejor razón para no dejar ese algo en manos de un grupo de gente a la cual le otorgás el monopolio de ese bien y la capacidad de otorgarlo en forma compulsiva (características del estado). Si algo es muy importante, esa es la mejor razón, para un liberal, para dejarlo en manos del mercado… Pero por alguna razón, no lo es cuando se trata de la seguridad y la justicia. No está claro por qué.

    Lo de Somalía y lo de Zomia no significa nada. Son interesantes como golpes de efecto, pero analicemos la frase: «Lo que de hecho no existen son sociedades grandes y ricas sin estado». Creo que todos coincideremos que el hecho de que dos cosas coexistan no significa que una sea la causa de la otra, ni que sea una condición necesaria. De otro modo, un comunista podría decirnos que tampoco existen sociedades grandes y ricas con estado mínimo liberal, y entonces… ¿nos hacemos todos socialdemócratas? Además, ¿cuánto sabemos de Somalía y de Zomia? Si eso es anarcocapitalismo… vaya uno a saber…

    Creo que el nudo de la cuestión, para entender al anarcocapitalismo, es que el estado es un agente: a)monopólico b) compulsivo c)formado por seres humanos (con las características de la acción humana que todos estudiamos) = una mezcla explosiva = corrupción, congelamiento de la tecnología, malasignación de recursos, despilfarro, distorsiones, …

    Esas condiciones del estado no se replican en el caso del country. Por eso, la comparación no es relevante, porque no tiene ninguna implicancia en este sentido. No hay analogía en esta dimensión. Obviamente, si las hay, si no te resulta de interés considerar en particular esas condiciones del estado (monopólico + compulsivo). Pero ese es el foco del anarcocapitalismo en la crítica al estado, y no otro.

    También creo que ayuda a entender al anarcocapitalismo, y a los errores subyacentes de las críticas de los liberales clásicos, a que normalmente se comparan sociedades actuales, con niveles de riqueza actual, con niveles de progreso en las ciencias actual, con niveles de legislación actual, con supuestas sociedades anarcocapitalistas de la imaginación, que curiosamente son descriptas como si fueran antediluvianas. Obviamente, los anarcocapitalistas no pretenden convertirse en Somalía ni en una tribu…

    También se razona bajo el supuesto de que si algo queda librado al mercado, entonces va a desaparecer o va a haber menos oferta, etc.

    Abrazo.
    af

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  24. El comentario de Alvaro da para mucho. Yo simplemente quisiera graficar la pregunta de Gabriel con otro ejemplo. Hasta hace poco yo vivía en un edificio donde había 41 departamentos. El consorcio decidió pintar el edificio. No sólo el frente, sino también el contrafrente. Se armó una reunión. La mayoría estuvo de acuerdo, y yo no. Decidieron que las expensas suban al doble por algunos meses para cubrir este gasto. Yo lo tuve que pagar. ¿Es esto coacción o un acto voluntario?
    Imagino que un anarcocapitalista dirá que esto es un acto voluntario. Cuando compré el departamento, venía con las reglas del edificio.
    Imagino que un liberal clásico no ve tan clara la diferencia entre el vecino que se ve obligado a pagar por vivir en ese edificio, que el vecino que se ve obligado a pagar «impuestos, tasas y contribuciones» por vivir en un determinado municipio.
    El liberal clásico acepta que hay que pagar «impuestos, tasas y contribuciones», pero se esfuerza por limitar esos gastos.
    Quiero insistir con esto: «Me parece que los esfuerzos debieran orientarse más bien en el federalismo y la descentralización. Cuando el estado se encuentre más dividido, las opciones se multiplicarán y la gente podrá “votar con los pies”, cambiando de país, provincia o municipio hasta encontrar el nivel de impuestos y servicios que le resulte más atractivo. Ese me parece que es el máximo logro que podemos alcanzar.»
    Eliminar la coacción, como pide un anarcocaptialista, es algo imposible. Existirá en el edificio, en el country, o en cualquier lugar donde la persona viva y comparta espacios comunes y reglas para adminsitrar esos espacios comunes.
    Es cierto, en el momento inicial del acuerdo, la persona hará un acuerdo voluntario, pero a medida que pasan los siglos, las personas que heredan la propiedad, la reciben con reglas que quizás no compartan, pero que deberán cumplir. En este sentido, pienso que la propiedad nunca es absoluta, sino relativa a las reglas que la acompañan.

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  25. Efectivamente es un tema largo.

    Pero no creo que el problema de la inestabilidad sea exactamente igual al de imperfección. Es cierto que si el sistema es inestable es imperfecto, pero que sea estable no lo hace perfecto,como el ejemplo del trapito que nos roba una moneda. Que esta «imperfección» no sea una crítica relevante no hace que el problema de la inestabilidad lo sea. No es lo mismo una «imperfección» dentro del sistema que en el sistema en sí. No toda crítica de imperfección, entonces, es irrelevante.

    Es cierto, para el liberal clásico hay aspectos que no caen dentro del mercado, como seguridad pública y justicia penal; pero nadie se opone a servicios provistos por el mercado de seguridad privada o mecanismos privados de resolver disputas.

    Creo que los casos históricos son relevantes, por más, por supuesto, que no sean concluyentes. Pero estos no son ejemplos míos, son casos que se mencionan como eventos cercanos a un anarcocapitalismo en la literatura anarcocapitalista. Si los casos históricos son irrelevantes entonces el hecho que los estados sean demasiado grandes tampoco debería ser relevantes para criticar al liberalismo clásico; de hecho, ningún caso debería poseer importancia. Sin ser concluyentes algo indican. Es cierto que estos casos históricos no refutan la idea de que pueda haber una sociedad anarcocapitalista estable, pero sí nos muestra casos reales de inestabilidad. Creo que estos casos no hacen tan fácil dejar de lado el hecho que el sistema puede volverse inestable y colapsar hacia un estado. El liberalismo clásico no propone crear un estado mínimo partiendo de un anarcocapitalismo, sino que se enfrenta al problema de que hecho existen estados que no han surgido pacíficamente y que no se pueden (ni sería conveniente) eliminar, por lo tanto hay que limitarlos lo más posible.

    La diferencia es que para un liberal clásico el desmantelamiento de un estado tiene un límite, seguridad pública y justicia. Para un liberal clásico la seguridad privada y pública no son lo mismo y por ello la segunda no puede privatizarse. Algo similar ocurre con la justicia «penal.» ¿Puede un ladrón elegir el juez y tribunal en el cual quiere defender su caso? ¿Y la víctima? ¿O sería mejor un tribunal neutral a ambos (por más que no sea perfecto)? No creo que un sistema de competencia de juzgados, tribunales y seguridad pueda resolver este problema sin colapsar en un estado o volverse un potencial represor de terceros.

    El ejemplo de un country no hace referencia a un estado cualquiera, sino a un «estado ideal.» Creo que los dos sistemas hay que compararlos en el mismo plano, situación hipotética de anarcocapitalismo y situación hipotética de estado mínimo ideal.

    No conozco casos de anarcocapitalistas que quieran retroceder a una situación medieval o como la que se vive en Somalia, pero esos son casos reales que han sucedido y situados como ejemplos relevantes por anarcocapitalistas.

    Muy bueno el intercambio.

    Slds!
    NC

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  26. Gracias por los comentarios.
    Creo que todos coincidimos en que no es tan sencillo. Cada tema, aún los que parecen simples y concretos, como los ejemplos del country, de la agencia de seguridad que se convierte en mafia y en estado, o el del consorcio de departamentos, o el de Somalía, en realidad son temas complejos, cada uno con muchos supuestos que al desentrañar requieren mucha discusión, etc. Está claro que lo que hay que evitar es el simplismo.
    Por ejemplo, cuando preguntamos: “¿qué impide que una agencia de seguridad poderosa se transforme en mafia y después en estado de facto?”, y apresuradamente contestamos “nada”, y automáticamente concluimos que el anarcocapitalismo es inestable, estamos omitiendo unas cuantas cosas:
    1- Estamos omitiendo que actualmente tampoco nada impide que un estado muy poderoso ataque e invada a otro estado menos poderoso. De hecho, USA podría atacar Argentina, si quisiera, ha invadido varios países en las últimas década, y en su momento Rusia también lo hizo. Así que, si mantenemos la ligereza en el análisis, también la respuesta sería “nada” en un sistema socialista y en un sistema liberal. La supuesta inestabilidad es idéntica.
    2- Pero en realidad, el mundo no es tan inestable: Existen intereses, comercio internacional, tratados internacionales, políticas, instituciones, … y también porque la gran mayoría de la gente es pacífica. Este último es un dato muy importante. Porque si suponemos que la gran mayoría son asesinos, ladrones, etc., no hay sistema, ni socialista ni liberal que pueda sobrevivir. Así que la respuesta no es “nada”. Yo hoy me desplacé 30 cuadras para llegar a mi trabajo, y llegué vivo, no porque la policía sea muy eficiente, sino porque vivimos en una sociedad donde no estamos todos a los tiros. Y la parte del mundo civilizado es así. Obviamente, si queremos instaurar de un plumazo el anarcocapitalismo, y encima lo hacemos en una sociedad que vive en una guerra civil permanente, va a ser inestable, pero eso no es culpa del anarcocapitalismo.
    3- También hay –evidentemente- la presunción, el paradigma o la imagen prefijada de que si surgiera una sociedad anarcocapitalista,ésta estaría indefensa y no habría justicia, o que los tipos de defensa y de justicia serían muy precarios. No lo están diciendo explícitamente, pero lo están dando por sentado. Y es el mismo error que suponen los socialistas cuando los liberales les decimos que queremos privatizar tal o cual servicio. Que no querramos que algo sea provisto por el estado, no significa que ese algo sea poco importante o que deba borrarse de un plumazo y esperarse a que surja solo. Eso sería un grave error. Hay estrategias para privatizar, desmantelar el estado o como lo llamemos. Casualmente, tengo en mente escribir un artículo sobre este tema, que me parece de suma importancia: algo así como “Una estrategia para desmantelar el estado”, diciendo concretamente los pasos y el orden de acción.
    Por ejemplo, Nicolás, leí tu artículo detenidamente, y entiendo los ejemplos que ponés, como el de la justicia penal. Ante la pregunta “¿puede un ladrón elegir un juez y defender su caso?”, da la impresión de que hay algo no resuelto, inestable, violento, etc. Puedo comprenderlo. Pero sinceramente, creo que te estás haciendo esa pregunta, porque estás imaginando una sociedad donde no hay acuerdos, ni costumbres, ni leyes… y eso, no es anarcocapitalismo.
    En una sociedad anarcocapitalista, habrán distintos juzgados, jueces y fueros, pero ninguno estará regido por un gobierno monopólico y compulsivo. Lo cual no quiere decir que no tengan fuerza. No podemos afirmar cómo se desarrollaría, como un comunista que haya vivido 400 años en el comunismo tampoco podrá imaginarse cómo progresarán los distintos mercados si los libera. Pero se me ocurre por ejemplo lo siguiente: Voy caminando por la calle. Un ladrón me asalta y me roba. Es detectado por personal de una agencia de seguridad que, no es la mía, no es aquella a la que estoy abonado. Lo apresan y, para devolverme mi dinero, me piden que les pague por su servicio. O puedo imaginarme que no es mi agencia, pero que tiene un acuerdo con mi agencia (así como el Hurlingham Club de Buenos Aires tiene un acuerdo de reciprocidad con con el Queens Club de Londres), y no tengo que pagarles nada. O me robó y se escapó, como también podría pasar en un sistema liberal, porque ningún sistema es perfecto y, de nuevo, esa no es la cuestión.
    Respecto al juicio penal (porque entiendo que los juicios económicos son más sencillos para comprender por todos, y no se están cuestionando), podemos imaginar lo siguiente. Mi agencia se maneja con determinada agencia de justicia y grupo de jueces, los cuales no necesariamente están avalados por toda la sociedad, sino que compiten, hay asociaciones, hay algunos de más renombre, costos, etc. Pero mi agencia lo pone preso, lo juzga con mi juez y decreta imponerle una multa y prohibirle circular por mi barrio durante 10 años. Pero también me puedo imaginar que el ladrón está abonado a otra agencia, que tiene ya realizados acuerdos con mi agencia, y se ponen de acuerdo en un juez, que lo juzga, etc. O también podría pasar que yo que soy la víctima tengo una agencia barata y débil, y el ladrón está afiliado a una agencia poderosa (por favor, cualquier parecido con la realidad y los ladrones arreglados con la policía, zonas liberadas, etc., NO es pura coincidencia). Y entonces, podrían pasar distintas cosas. Dentro de todas las posibilidades, existe la posibilidad de que, por haber subestimado mi necesidad de seguridad, termine siendo víctima de un ladrón que está abonado a una agencia más poderosa, etc. Pero eso no es una condición del anarcocapitalismo, sino que sería una decisión de cada uno, de los acuedos que haga con los demás, de los acuerdos regionales que surjan, etc.
    Y respecto del riesgo de que una agencia muy poderosa de seguridad se transforme en mafia, es cierto que ese riesgo siempre existirá. Pero el riesgo, por definición, siempre será menor que el riesgo de que un estado se convierta en una mafia. Porque el estado es –nuevamente- un agente monopólico y compulsivo. Entre un agente de policía corrupto y un agente de una agencia anarcocapitalista corrupto, me quedo con el último. Al menos este último no tiene tanto poder.
    (continuará)

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  27. Alvaro, me interesaría saber qué opinas sobre mi último comentario.
    Me parece que el argumento que se está discutiendo es otro. Si abandono el estado actual, basado fundametalmente en coacción, para pasar a un ideal anarcocapitalista, sin coacción, pero luego todo indica que vuelvo al mismo sistema que el actual, diría que no resolvimos el problema.
    Tras pensar bastante en esto, pero sin ser para nada un especialista en filosofía política, pienso que vivir en sociedad implica llegar a acuerdos que a veces nos significan gastos que preferiríamos no hacer. Pasa en un edificio, pasa en un country, pasa en una sociedad con estado grande, también en una sociedad liberal clásica con gobierno limitado y también en el ideal anarcocapitalista. Esto último entiendo que Alvaro no lo avala. Pero al organizar los countries privados, con acuerdos entre partes, 40, 50 ó 60 años después, estamos imponiendo coacción sobre la propiedad de los hijos del dueño original.

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  28. Vuelvo ahora con la propuesta de Adrián.
    El ejemplo del consorcio de departamentos. El acto es claramente voluntario. Surgió como consecuencia de un acuerdo voluntario. En ese caso, no te gustó. Podría pasarte en una empresa de la que sos socio, y alguna de las decisiones que se toman no es la que a vos te gusta… podemos poner muchos casos. En la medida en que haya acuerdos entre personas para dirigir propiedades en común (acciones, empresas, inversiones, viviendas, calles, …), siempre va a haber la necesidad de acordar reglas, que luego derivarán en decisiones, que eventualmente podrán no favorecerte. Pero esas situaciones son bastante distintas de las que surjen de un agente monopólico y coactivo como es el estado. El estado, y en particular en las sociedades extendidas, grandes, tiene muchos incentivos y muchas maneras para favorecerse a sí mismo a expensas de los demás, y para crecer indefinidamente.
    Igualmente, vale la pena aclarar que muchos de los problemas que la gente asocia con los consorcios tienen su origen en el estado, por ejemplo la legislación respecto de la contratación y gestión de los administradores, y la legislación laboral de los porteros, que son muy difíciles de echar, y muchas veces causan enormes perjuicios. Todo esto no debe distorsionar el análisis.
    ¿Por qué justamente ponés un ejemplo de un consorcio de viviendas, y no el de una empresa? Porque normalmente las empresas se manejan en forma más profesional, porque en los consorcios de departamentos la gente se descuida más, y porque deja que le roben siempre que sea dentro de lo tolerable… pero, sinceramente, las conclusiones que saquemos… no son tan simples.
    Para que el consorcio de departamentos sea equivalente al estado –monopólico y compulsivo-, debería haber otras condiciones. En el estado, cada persona tiene un voto, sin importar la propiedad que tiene respecto del PBI. En el consorcio de departamentos, el que tiene más propiedad tiene más peso a la hora de votar. En el estado, los ladrones también votan. En tu consorcio, el portero no vota, los proveedores no votan, el que te trae el diario no vota… el sistema es distinto. El administrador no tiene la más remota posibilidad de avanzar sobre tu propiedad, más allá del hecho de que termina influyendo en el gasto total de expensas, y eso en forma indirecta, es tu propiedad. Pero en una sociedad grande, los problemas son mucho más complejos. Si en un pequeño consorcio te roban, imaginate en una sociedad de miles o millones de personas, compleja, donde es imposible que estés en todas para controlar, y donde además le diste a los políticos (que no son justamente los tipos más altruistas) el poder de ser monopólicos y compulsivos.
    El anarcocapitalista no pide eliminar la coacción, así estrictamente. Pide eliminar la provisión de bienes y servicios por parte de agentes monopólicos y compulsivos extendidos (estado).
    Entiendo la visión de concentrarse en limitar el poder del estado todo lo posible, en el esfuerzo por el federalismo y la descentralización. Creo que ahí estamos todos de acuerdo.
    Pero te propongo el siguiente ejercicio. Imagináte que vas avanzando en el federalismo y la descentralización, con mucho éxito. Cada vez todo más descentralizado. Siempre dentro de un entorno liberal clásico, con estado mínimo. En determinado momento, tendrás jueces, leyes y policía provinciales totalmente independientes, con impuestos distintos y en competencia unas provincias con otras, aunque es de imaginar que habrá entre distintas provincias, determinados acuerdos de reciprocidad, etc., porque sigue siendo un país, salvo que este finalmente se desintegre y nadie encuentre ningún sentido en su existencia. También podría pasar que se desintegran los conceptos de países, o se atomizan en provincias… Sigue la descentralización, cada vez más avanzada, y luego de un tiempo, el mismo efecto pasa a sociedades más chicas. Ahora son los municipios los que tienen sus estados (defensa, seguridad, justicia, impuestos) totalmente independientes, con acuerdos o no con otros municipios, etc. Y seguimos más. Sigue el progreso. Ahora son los barrios. Y avanzamos más, y ahora son las manzanas. Cada manzana con su propia fuerza de seguridad, sistema de justicia, etc. Pero no hay tanta diferencia entre una manzana y otra necesariamente, por lo que hay acuerdos extendidos entre manzanas, etc. El hecho de que todo esté descentralizado no implica que haya fronteras y ejércitos en cada manzana. Por una cuestión de eficiencia, hay acuerdos entre distinta manzanas… Y seguimos progresando más, y ahora determinada descentralización llega a cada cuadra, a cada edificio… y si seguimos descentralizando más, llegaremos a que cada estado será una persona, es decir, al anarcocapitalismo, donde no habrá ningún estado monopólico y compulsivo, porque eso es la descentralización total.
    Lo cual no significa, ni que no haya leyes, ni que dejen de haber acuerdos, ni que dejen de haber ejércitos, policía, jueces, ni que dejen de haber propiedades comunes (es más, mientras más libertad, va a haber más cooperación entre la gente y más emprendimientos en común)… La descentralización avanzará más en la medida en que los grupos (provincias, municipios, barrios, cuadras, edificios… personas) tengan determinadas particularidades que requieran alguna diferenciación, y la gente quiera tener más control de lo que se hace con su dinero, y la posibilidad de contratar otro servicio y no quedar atado a uno monopólico y compulsivo.
    Creo que este ejercicio tiene la virtud de poner de relieve las coincidencias.
    Por alguna razón, está muy claro que los liberales clásicos consideran que hay un límite para el caso de la seguridad y la justicia, y que el mercado no podría resolver adecuadamente la provisión en forma adecuada de estos servicios. Los anarcocapitalistas consideran que sí.
    Creo que ayuda para el análisis, pensar en las razones por la cuales los liberales de todos los tiempos siempre quisimos limitar el poder del estado. Son esas mismas razones por las que los anarcocapitalistas quieren eliminarlo en lugar de limitarlo.
    Los anarcocapitalistas, además consideran que es un error considerar al estado como un aliado, siempre que se limite a unas pocas funciones, porque por sus inherentes características –agente monopólico y compulsivo-, el estado tenderá a corromperse, a crecer, a excederse… Por eso el anarcocapitalista prefiere romper definitivamente (no violentamente) con el estado y concentrar su atención en las posibilidades de progresar exclusivamente mediante acuerdos voluntarios, es decir, el mercado.
    Un abrazo a todos.
    af

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  29. Bueno, ese es un buen punto, que ya señaló Mises en Liberalism (1927):

    “The right of self-determination in regard to the question of membership in a state thus means: Whenever the inhabitants of a particular territory, whether it be a single village, a whole district, or a series of adjacent districts, make it known, by a freely conducted plebiscite, that they no longer wish to remain united to the state to which they belong at the time, but wish either to form an independent state or to attach themselves to some other state, their wishes are to be respected and complied with. This is the only feasible and effective way of preventing revolutions and civil and international wars.»
    «However, the right of self-determination of which we speak is not the right of self-determination of nations, but rather the right of self-determination of the inhabitants of every territory large enough to form an independent administrative unit. If it were in any way possible to grant this right of self-determination to every individual person, it would have to be done. This is impracticable only because of compelling technical considerations, which make it necessary that a region be governed as a single administrative unit and that the right of self-determination be restricted to the will of the majority of the inhabitants of areas large enough to count as territorial units in the administration of the country.”

    Pero Mises aclara… «si fuera posible»… pero es que los problemas, y la gran diferencia, aparecen allí…

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  30. Así es! Los problemas aparecen ahí. Ahora, Mises afirma que es impracticable, y que existen consideraciones técnicas, pero nunca demuestra por qué, ni cuáles son.

    También sería un flor de problema en un país con 500 años de comunismo, si el estado decide dejar de controlar en forma centralizada la producción y distribución de pan. Surgirían las mismas preguntas que ahora nos hacemos respecto de la defensa y de la justicia, y les sería difícil encontrar referencias para sentirse confiados para liberar la producción de pan y tendrían la percepción de que hay cuestiones técnicas que impiden su liberalización…

    En otras partes, Mises justifica al estado mínimo mediante la afirmación de que es necesario que haya un juez de última instancia, cuya necesidad da por sentada, pero tampoco demuestra. Y además, si fuera cierto, debería entonces haber un único estado mundial, si llevamos el argumento con coherencia hasta sus últimas consecuencias. Lo cual no era avalado por Mises, y además todos vemos que el comercio internacional existe, a pesar de que no hay un único estado mundial. La gente y las empresas realizan asociaciones voluntarias, que les permiten comerciar e intercambiar entre ellos, desde las transacciones más simples, como el comercio a través de e-bay (todavía no alcanzado del todo por los estados), el envío internacional de dinero entre particulares a través de pay-pal (ídem), el alquiler de una propiedad en otro país vía internet (casi siempre en negro), hasta las importaciones y exportaciones más grandes y complejas. Este tema, en sí mismo, da para escribir un libro.

    También Mises propone como método de análisis al individualismo metodológico, pero cuando propone el liberalismo lo hace con el argumento de que es más eficiente y que genera más riqueza, etc. Lo cual se opone al supuesto inicial de individualismo metodológico, porque nada es más eficiente en forma abstracta y general, ni la riqueza es algo general, etc., porque como el mismo Mises sabe muy bien, no existe una escala de valores total y universal aplicable a todos los seres humanos. Un ladrón, o un proveedor del estado, podrían ser más ricos en un sistema socialista, y los argumentos de Mises para el liberalismo comienzan a patinar. Y esto último le pasa a Mises porque él estaba obsesionado con encontrar la justificación del liberalismo sin hacer juicios de valor, para quedar como que es una cuestión puramente científica… y creo que ahí le pifió fiero. La economía es una ciencia, pero el liberalismo no lo es. No es casual que todos los anarcocapitalistas insisten, ante todo, en una razón ética para justificar el liberalismo (y por eso a veces nos hacen quedar mal, cuando adoptan un tono obsesivo o violento).

    También Mises describe (y lo hace muy bien) el problema de la imposibilidad del cálculo económico en un régimen socialista (¿qué materiales utilizamos para construir una casa, para atravesar una montaña, hacemos un túnel, pasamos por arriba o la rodeamos?). Pero por alguna razón, no advierte que ese mismo problema se va a dar siempre en un estado mínimo que tiene a su cargo defensa, seguridad y justicia: ¿construimos más cárceles o compramos más aviones de guerra o contratamos más policías, …? No olvidemos que un estado mínimo igual sería enorme: defensa, seguridad y justicia no es algo chiquitito. No hay posibilidad de cálculo económico, en el sentido misiano, para que ese estado mínimo tome decisiones respecto de sus funciones asignadas.

    Mises tiene algunas contradicciones, como todo ser humano. Eso no le resta el mérito espectacular que tiene respecto de todo lo que investigó y descubrió, sus monumentales libros, sus razonamientos impecables, etc.

    Adrián, Nicolás y Gabriel: Muchas gracias por los comentarios. Creo que este debe ser el intercambio más largo y respetuoso entre liberales con opininiones encontradas respecto al anarcocapitalismo :)) Realmente creo que este tipo de discusiones ayuda a revisar los argumentos y ver las propias debilidades, y eventualmente a reenfocar las cosas o a asignar distintas prioridades o pesos a los argumentos. A mí me surgieron muchas ideas.

    Abrazo.
    af

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