El problema de cambio de preferencias sin cambios en los precios relativos II

El profesor Astarita ha ofrecido cuatro extensas y detalladas entradas en su blog sobre el intercambio sobre teorías del valor que tuvo lugar hace unas semanas. No tengo dudas que todos los que han leído sus posts se han beneficiado de sus textos.

En una breve entrada anterior, me referí al argumento de que dado que es posible que haya cambios en las preferencias sin que haya cambios en los precios relativos, la teoría del valor marginal no seria apropiada para explicar los precios de bienes finales. En otras palabras, el caso de desplazamientos de la curva de demanda con una curva de oferta horizontal. En mi entrada explicaba que este me parecía un supuesto inapropiado si tomamos en cuenta todo el mercado. Este caso de oferta horizontal sólo es válido al mirar sólo una parte del mercado, por lo cual el caso pierde relevancia. No es posible que todas las curvas de oferta sean horizontales al mismo tiempo.

En su última entrada, Astarita dedica una sección (Respuesta a una crítica equivocada) a comentar mi objeción. Me temo, sin embargo, que la objeción de Astarita adolece de otro problema que invalida su crítica en lugar de mi respuesta a su desafío. A continuación el pasaje relevante:

Supongamos que en las mercancías X e Y, producidas por A y B respectivamente, se emplean 10 horas de trabajo, y sus precios son X = Y = $100. Supongamos luego que se produce un cambio de las preferencias de los consumidores, de manera que aumenta la demanda de Y y baja la demanda de X. En virtud de las fuerzas de la competencia, el precio de Y aumenta a $110 y el de X baja a $90. Desde el punto de vista de la teoría del valor de Marx, el caso es sencillo; la sociedad, de conjunto, y a través del lenguaje de los precios y el mercado, está diciendo es necesario destinar más tiempo de trabajo social a producir Y y menos a producir X, a fin de satisfacer las necesidades sociales. Pero esto es lo que ocurre (en condiciones de libre competencia). Dado que los productores de X emplean 10 horas de trabajo y obtienen $90 y los de Y ingresan $110, productores A comienzan a producir Y, hasta que los precios vuelven a ser X = Y = $100. Una vez acomodada la oferta (estamos suponiendo rendimientos constantes a escala), los precios están determinados por el costo de producción, en términos laborales.

El problema es que Astarita parece estar confundiendo desplazamiento de la curva de oferta con un desplazamiento a lo largo de la curva de oferta. Esto, por otro lado, ya es un argumento distinto al de una curva de oferta horizontal. El supuesto de un cambio de preferencias hace que se desplace la curva de demanda y por lo tanto haya un cambio en la cantidad ofrecida, no un desplazamiento en la oferta. Es porque aumenta (baja) la demanda que la cantidad ofrecida y el precio aumentan (disminuyen.) La curva de oferta muestra el precio mínimo al que se está dispuesto a vender una unidad marginal, no las preferencias de los consumidores por el bien en cuestión. El cambio en las cantidades ofrecidas implica cambios en la asignación de recursos sin que haya un desplazamiento de la curva de oferta.

Pero puede ser que Astarita esté pensando en algo más. Quizás este pensando que estos sean efectos de corto plazo pero que en el largo plazo (precios tendenciales?) se vuelve a los mismos precios relativos. El aumento en el precio relativo del bien X hace que entren nuevos competidores al mercado y la caída del precio del bien Y que salgan competidores de este otro mercado. La entrada y salida de competidores sí produce un desplazamiento en las curvas de oferta. Pero, como decía en mi post anterior, ¿no es esto justamente lo que la teoría del valor marginal busca explicar? Cuando se habla de precios relativos, no se hace referencia sólo el precio relativo entre X e Y, es entre X, Y, y todos los factores de producción necesarios para producir estos bienes. Es impreciso sostener que en equilibrio se igualan los precios relativos de los bienes finales, lo que se igualan son la rentabilidades, que incluyen los costos de producción y no sólo los precios finales. Asumir que los costos marginales de producción no varían es asumir que las preferencias en el lado de la oferta tienen una estructura particular. El no cambio de precios relativos se sigue del supuesto de patrón de utilidades en demanda y oferta. Dado que el resultado se sigue de los supuestos de preferencias, esto no es una violación a la teoría del valor marginal.

Pero incluso si esto es lo que Astarita tiene en mente, tampoco creo que este ausente de potenciales problemas. Si yo aumento mi demanda de pizza, difícilmente cambie el precio de las pizzas, pero no por ello estamos refutando la teoría del valor. Si, en cambio, todos aumentamos nuestra demanda de pizza seguramente aumente el precio de la pizza (por lo menos en el corto plazo.) El caso de competencia perfecta (que creo es lo que Astarita tiene en mente) donde los precios son dados refleja la demanda y oferta de una firma en particular que es muy pequeña frente al gran tamaño del mercado. Pero este modelo no refleja la demanda y oferta de todos los productores del bien X, este modelo muestra la demanda y oferta sólo de una firma. Es decir, por un lado está la demanda y oferta de la firma, y por el otro la demanda y oferta en el mercado. Se podrá criticar que es inconsistente sostener que a nivel firma no hay efecto alguno en los precios pero sí lo hay sí sumamos todas las firmas (al pasar de la firma al mercado el modelo exige que la suma de varios ceros sea mayor a cero!) Puedo simpatizar con esta crítica a los modelos mainstream, pero ciertamente no son una crítica a la teoría Austriaca que es el centro de atención de Astarita. Para bien o para mal, la teoría del valor Austriaca no es la misma teoría del valor en la economía mainstream o neoclásica más allá de que existan similitudes en varios puntos. Y ciertamente criticar al modelo de competencia perfecta poco tiene que ver con la teoría de mercado Austriaca. Sin embargo, no deja de ser el caso que al pasar de la firma al mercado cambios en la demanda producen cambios en los precios relativos dado que a nivel mercado ya no es plausible asumir que todos los costos marginales son constantes y por lo tanto las curvas de oferta ya no son horizontales. Dado que los bienes X e Y, al ser distintos, tienen diferentes tecnologías de producción, no me parece lícito asumir que los costos marginales de producción van a evolucionar de la misma mantera ante desplazamientos de la demanda. Asumir mercados de distintos bienes es asumir distintos procesos productivos. Ciertamente los bienes no se producen únicamente con trabajo homogéneo, sino que cada bien requiere de insumos específicos cuya variación de precios no tiene incidencia en el costo de producción de otros bienes. Lo que se iguala, en equilibrio, son las rentabilidades, no los precios relativos de los bienes finales. Las rentabilidades consideran también los costos de producción, que es lo que no podemos asumir constante al hablar de cambios a nivel mercado y no a nivel firma. De allí que un aumento en las preferencias culmine con cambios en los precios relativos de los bienes finales pero las mismas rentabilidades al haber un cambio en los costos marginales relativos entre el bien X y el bien Y.

Como decía en mi post anterior, el planteo de Astarita no representa ningún dilema para la teoría del valor marginal Austriaca porque en dicha teoría el valor marginal esta presente tanto en la demanda como en la oferta. Este no es el caso de la teoría mainstream donde la oferta depende del costo marginal de producción con una elusiva conexión al valor marginal de uso (otro aspecto ausente en estos modelos es el factor tiempo, sin el cual no puede haber expectativas y se confunde precio con precios esperados invitando a la confusión de que el costo determina los precios.) El desplazamiento de la curva de oferta puede ciertamente producir el resultado que Astarita menciona, pero ese desplazamiento requiere asumir costos marginales constantes frente a un cambio de preferencias que, siguiendo su planteo, afecta a una mayoría de los consumidores y no a unos pocos.